Érase una vez una casa demasiado grande, sus dueños eran una pareja recién casada con un hermoso niño de apenas tres años que se llamaba Juan Camilo. Un día muy oscuro y lluvioso los padres de Juan Camilo decidieron contarle una gran historia que había sucedido allí, con los antiguos dueños de aquella casa tan grande.
La señora era una anciana que hacia brujería y el marido era un anciano hechicero, nunca tuvieron un hijo mejor dicho tuvieron un hijo pero les nació loco y los siete años se mudó de la casa.
Pues el se fue de su casa porque no le gustaba el trabajo de sus padres o mejor dicho no le interesaba mucho las cosas sobre la brujería ni la hechicería, el se aburrió de tantos pactos con el diablo-ya veo que en esta casa el único que cree en Dios soy yo-
Exclamó el niño- si tu crees en el tal Dios pues vete con el porque en esta casa el único que cree en Dios eres tu-dijo su madre-pues me voy porque a mi no me gusta para nada lo que haces tú- -pues vete ya largo de aquí no te quiero volver a ver en mi trono oíste.
Desde aquel día el niño de tan poca edad no se volvió a ver en la casa de su madre, así estuviera muy necesitado pero jamás volvió a aquella casa que sus padres. Mama detente esta historia es demasiado tenebrosa, ya es hora de dormir espero no soñarme con esta horripilante historia.
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